martes, 10 de marzo de 2015

Envejecer sesenta años en una siesta


Dice en feis Felix Bruzzone
16 min · 
Quiero ser tu abuelo. El año pasado me retaste por matar a una abeja casi muerta. Estábamos en el borde de tu pileta. Vos, la abeja, yo. Yo limpiaba. Vos mirabas. La abeja intentaba tomar agua y murió. Las ojotas son crueles en verano. No se mata a las abejas, dijiste. El sol te perlaba la boca y los ojos y tus dientes de fiera. El naturismo no tiene límites. Habla de campos de exterminio de pollos, vacas y chanchos. El planeta algún día estará seco, como Marte, y todos viajaremos a Venus. No habrá más piletas ni activistas pro abejas. Los osos, sin miel, pobres osos. Quiero ser tu abuelo y que puedas ver esas cosas irremediables de la historia y del futuro. Envejecer sesenta años en una siesta que podamos dormir mientras cantan las chicharras y caen las primeras hojas del final del verano. Tenés ahí una reposera y un horno de barro. Durmamos nuestra siesta de sesenta años, de una vez. Vos en la reposera, a la sombra, bajo el mosquitero. Yo en el horno. Cocinarme y crujir, eso quiero. Es lo que todos deberían querer. Voy a ser un viejo sabio frente a la primera estrella de la tarde. Te voy a hablar de enjambres azules en vuelo hasta esa estrella, toda la noche, y vamos a estar allá, después de la noche. El viaje nos va a extrañar a todos. El viaje siempre espera ser largo y decisivo. Pero es corto, instrumental. Cuando sea tu abuelo voy a explicártelo mucho mejor.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...