Ser nosotros mismos nos causa ser exilados por muchos otros. Sin embargo, cumplir con lo que otros quieren nos causa exilarnos de nosotros mismos.
Para sanar verdaderamente, debemos decir nuestra verdad y no sólo nuestro pesar y dolor, sino también qué daño fue causado, qué enojo, qué disgusto, y también qué deseo de autocastigo o venganza fue evocado en nosotros.
Una de las cosas más básicas que median entre el mundo del alma y el mundo de la materia es que muchas de las cosas que se nos presentan no son como parecen al primer contacto.
Mujeres que corren con los lobos
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