martes, 10 de diciembre de 2013

Saben que siempre me broto para esta época

No me importa si mis alupnos me toman por estúpida, prefiero ser tonta que mala persona, especuladora, amarreta, mezquina, poco curiosa y mediocre.


Yo le pongo a mi trabajo toda la garra. Si eso te resulta un atractivo o una herida es cosa tuya.


Tengo que planear maldades para las mesas de examen, pienso yo. Tengo que idear cómo hacer para que no me estafen, no se aprovechen de mi nobleza, no me defrauden, no me hagan sentir mal. Vienen los perdidos y me entregan en blanco y me arruinan todas las estrategias.


Dicen "las directivas", las "circulares" que las comisiones evaluadoras de diciembre y febrero (no decir mesa de examen porque los nenes se trauman) deben aprobar a los alupnos con 4, es decir: ¡Un 40 % de lo evaluado! (Yo te voy a hacer un examen de 876.000% y aprobame el 40 aprobame)


Viene uno y me entrega una monografía con tres páginas encomilladas bajo el nombre de un autor y dos páginas más de otro. Le explico que está muy bien que ponga comillas pero que no hay desarrollo suyo. Me dice, como la gran justificación, que él "sí leyó todo lo que copió" (jamás se me hubiera ocurrido dudar de eso) y que "como estaba de acuerdo en todo" no había más que agregar. Cuac.


Para no deprimirme en mesas de examen (perdón, digo, en comisiones evaluadoras) pienso en los nuevos libros que podré dar el año que viene y cómo daré mejor los que ya dí este año. (Trato de evitar a ciertas colegas que me pinchan los globos)


Lo bueno, porque hay que decir siempre lo bueno y no estarse quejando como una vieja chota, es que mis directivos saben defenderme de los padres, madres y su monstruosa progenie. Se ve que mi laburo, después de todo, se ve.


Qué difícil es ser ojetiva (sic), metódica, formal y protegerse por escrito de las injusticias legales. ¿Dónde me meto las ganas de mandarlos a todos a la C de la L?


Nononono, eliminen lo anterior: Prometí ser una buena chica. Y demostrar por escrito que soy buena. Je. Pero mi yegua irónica es difícil, tan difícil de reprimir.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...