Por Simón Esain
lavo tazas y cubiertos en penumbras
porque a la cocina se le quemó su lámpara
bajo el agua en los huecos palpo
tus ojos y tu boca con la esponja espumosa
manipulo tus clavículas un hombro el cuello
como si de nuevo te bañara
lavo tus dedos uno a uno / los dejo
a escurrirse de mi piel en esta oscuridad
siento como si desde el otro lado
me tuvieras en parecido fregadero
convertido en cachos de vajilla usada
y tus manos se obligaran por esta noche
a dejar mis rigideces un poco presentables
cuando al fin duerma entrará el sol
despacio / tanto aquí como allá
quitando estas sombras del ahora
a los estantes del nuevo día
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