Mermet, un poeta inédito rescatado por jóvenes pares
No quiso editar, pero hoy tiene su libro
Miércoles 10 de enero de 2007 | Publicado en edición impresa
De Soldati, Pablo Mermet, Mairal, Racedo y Crotto, ahora editores. Foto Ricardo Pristupluk
No existen muchos casos como el suyo. Ausente por elección de la escena editorial, inspirado y prolífico a la hora de escribir, César Mermet murió en 1978 sin haber publicado ninguna de las más de mil páginas que componen su corpus poético.
Ahora, 28 años después, la obra de este escritor oculto a quien Borges reconoció como poeta resucita gracias al trabajo de un grupo de jóvenes escritores dirigidos por Félix della Paolera, conocido hombre de letras, amigo de Mermet y uno de sus escasos lectores.
La historia de esta suerte de rescate empezó en 2001, cuando Della Paolera les mostró algunos versos a los alumnos de su taller literario. "Antes de morir -contó Della Paolera a LA NACION-, Mermet le pidió a Blanca, su mujer, que me entregara todos sus manuscritos."
La obra comprendía unas cuatro mil carillas entre poesía, prosa y cartas. Algunos de los poemas contaban con más de diez versiones, la mayoría de ellas atiborradas de tachaduras y correcciones en lapicera.
"Era un magma de textos -contó el escritor Pedro Mairal, quien junto con Della Paolera, Alejandro Crotto, Enriqueta Racedo y Marcos de Soldati acometió la tarea de hacer orden del caos-. Pasamos en limpio unos 350 manuscritos. Respetamos siempre la última versión que Mermet había fechado", agregó el autor de Una noche con Sabrina Love .
El resultado de ese esfuerzo es una antología de 27 poemas escritos entre 1957 y 1976, editada a fines del año pasado; primer libro de una serie que el grupo planea editar de aquí en más.
Un poeta invisible
Mermet nació en 1923 en Malabrigo, un pueblo al norte de la provincia de Santa Fe. La profesión de su padre, ingeniero ferroviario, lo obligó a pasar su niñez en distintos puntos del Litoral.
De adulto, vivió 17 años en Mendoza y después se radicó en Buenos Aires, donde se casó y tuvo dos hijos. Fue locutor en radio y en el antiguo Canal 7, entre otros trabajos. Uno de sus hijos, Pablo Mermet, lo recuerda "grandote, gritón, sumamente generoso y algo inmaduro como padre".
Mermet escribía todos los días, robándoles tiempo a su familia y a su trabajo. "Era insomne -contó su hijo-. Escribía durante toda la noche, en una Lettera 22 o a mano, hasta la madrugada."
Para Della Paolera, la principal característica de su poesía es la desmesura. "Era más excesivo que disciplinado -señaló-. Escribía tanto que cualquier disciplina quedaba desbordada."
Mermet siempre se negó a publicar. Della Paolera trató de convencerlo en dos oportunidades, pero Mermet insistía en corregir y modificar sus poemas hasta la obsesión. A la larga, como no lograba dar con un texto último, decidió escribir al margen del circuito literario y de la edición, protegido por el anonimato. "El suyo es un caso rarísimo -explicó Della Paolera-. Era un amante de la perfección y al mismo tiempo no paraba de escribir."
Mairal defiende una teoría parecida: "Sus poemas tenían un crecimiento botánico. De un mismo poema nacían otros dos. Quizá pensaba que al publicar mataba eso que seguía creciendo".
"La de Mermet es una poesía que no se parece a nada de lo que se escribió en su época", afirmó Daniel Freidemberg, poeta y crítico. Una de las principales diferencias reside, para Freidemberg, en el modo en que Mermet operaba sobre el lenguaje.
"Su estilo es anacrónico, deliberadamente poético -apuntó-. Los escritores de su tiempo preferían un registro más directo, apegado a las formas de la conversación. El evitó todo eso. En ese sentido, fue muy vanguardista."
Entre sus poetas preferidos, Mermet contaba a Góngora, Dylan Thomas y Rilke. También, según Della Paolera, recibía influencias del objetivismo de Francis Ponge.
Aunque optó por no publicar, sí tuvo relación con el mundillo literario. Conoció a Jorge Luis Borges y mantuvo varias conversaciones con él, aunque nunca le dijo que era poeta. Dos años después de la muerte de Mermet, ocurrida a causa de una pancreatitis, Della Paolera le pidió a Borges que escribiera la contraportada de La lluvia , un largo poema que Mermet había corregido incansablemente y que había resultado premiado.
"Quizá pensara que publicar es resignarse a un texto definitivo -escribió Borges en esa ocasión-. No diré que fue un gran poeta porque, en este caso, el epíteto disminuye al sustantivo. Diré algo más; diré que fue plenamente un poeta."
Manuel Crespo
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