No sé por qué me acordé recién de lo de la rareza y la abundancia del taller de tarot de hace dos semanas. ¿Qué tendría que ver con mi bronca de esperar a las conchus en la ruta? Que yo llegué con 20 minutos de adelanto, pero ellas había combinado sus encuentros en dos paradas más y la única boluda, descolocada, anti todo, siempre soy yo.
A la salida de la obra, una mina me preguntó a mí si podía "preguntarnos qué nos pareció la obra" para sus redes sociales. Y como no me había gustado le dije "preguntale a las chicas" y señalé a las conchus. Ellas felices. Yo ni ganas de opinar.
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