Mile, mi nieta de 7 años, me obligó a ver los 4 primeros capítulos. No sé si me deprimió más ver a todes eses personajes "comida" intentando escapar de las bocas humanas o pensar qué espanto lo de buscar "a mamá" en una caja de código de barras o que las niñeces disfruten de una estética horrible de huevos crudos con culos pimpantes que se revientan contra los suelos de las cocinas de cadenas de comida rápida. Un espanto. Espero que sea mi diferencia generacional la que no me deja apreciar estos consumos. Me pasaba también con mis hijes a quienes les he prohibido ver Chiquititas, La vaca y el pollito o escuchar Los gedes.
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