Diablero: Me encanta con todes sus carnales y carnala y carnalita. Me encanta que la agenda feminista se cuele hasta en las historias de demonios y pactos mesiánicos. Que existan o no diableras, que el padre haya educado al hijo y a la hija diferentes y transmitido qué de la tradición a cada une. Genial el eslogan "Somos las brujas que no pudieron quemar" grafiteado en el muro de la bruja real y la bondad-maldad y las heroínas varones y mujeres y ninies, el sincretismo entre Quetzalcoatle y los curas que embarazan monjas y ¿Cómo le dicen a las pibas? ¿Chulas? No. ¿Minas? No. ¿Guera? No, eso es rubia. ¡Vieja! A toda mina le dicen "vieja": "una vieja", "encuerar una vieja", muy genial.
Está basada en la novela El diablo me obligó del escritor mexicano Francisco Haghenbeck.
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