Quisiera decirle: "Yo nunca te voy a lastimar" o "No tenés que tener miedo de quererme" o "Estoy esperando hace años que te juegues por mí, que me digas que me amás, que te banques lo que tenemos juntos". Pero es mentira porque yo sí lo he lastimado (aunque todes sepamos que es un boludo por sufrir por eso) y porque hay días que no sé si de veras me quiere o lo suyo es solamente comodidad.
Por eso no le digo nada. Y disfruto, me río para adentro, cuando cae enojado porque hace cinco días que no lo llamo (YO no lo llamo) y le da vueltas a la cosa y no me lo dice de frente y está retierno y recaliente pero no me lo dice pero no lo esconde y no sabe qué hacer y se desespera pero busca qué contarme, cómo escucharme, cómo abrazarme para que yo entienda mientras yo me hago la desentendida.
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