Por supuesto, detrás de aquella pregunta “pero ¿por qué leés tantas mujeres?” uno creía entender: “no son tan buenas” Pero ya nos dábamos cuenta de que la literatura escrita por mujeres poseía valores que pocos varones podían apreciar. Básicamente, esa capacidad de invención y manejo de herramientas que representaban, más o menos disimuladamente, una experiencia de incomodidad y rebeldía; produciendo esa experiencia única que llamamos arte y que implica no sólo goce estético, sino transformación profunda de la percepción de la realidad.
Leopoldo Brizuela
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