sábado, 22 de marzo de 2014

Puán

Acabo de llegar de la facu. Molida, dormida, muerta de hambre. Desde las 7 de la mañana que salí en bondi, tren, bondi con Yani (mi guía espiritual en esto de ser una chica prolija) hasta ahora que vuelvo en auto con Ariel (promesa, promesa que seguimos juntos en esta).
La profe del seminario que elegí con tanta ilusión no vino ni avisó nada, el profe de Linguística me aburrió un poco, me organizó otro poco y no nos dio recreo.
Pero yo hice mis propios recorridos: ante la ausencia me fui al aula de Vila donde siempre hay amigas, amigos y Quijote, ante al hambre me clavé una tarta carísima y riquísima en la vereda de enfrente (postal ideal al sol del sábado y junto al adoquinado y la bicisenda), ante el aburrimiento me quedé con mi amiga Celia, flamante becaria del Conicet, y con el tesorito de Juan dos horas en los pasillos.
Porque la vida es bella y se vive en Letras.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...