domingo, 16 de febrero de 2014

Ruidos de aserradero y acordes de blues

Cuenta Mario Ortiz en su muro de Facebook


TIRANTES DE PINOTEA

1- Según los antiguos vecinos del barrio, nuestra casa tiene como cien años. Tuvimos que reparar el techo porque ya tenía algunas filtraciones. Al retirar parte de los tirantes de pinotea, uno de los albañiles descubrió con sorpresa que eran norteamericanos. En la foto que le saqué puede verse la marca algo borrada por el tiempo: VENCEDOR – USA. Quizá era el rótulo que le ponían los importadores. Leo en internet que, efectivamente, el pino tea (pinus taeda) es una especie originaria del sur y sudeste de Estados Unidos; hay producción maderera en Texas, Louisiana, las dos Carolinas, Florida y Maryland.
Uno puede pensar: “el imperio está suspendido sobre mi cabeza como el águila que sobrevuela el continente”. Pero también pensé en otra escena: los anónimos trabajadores que hacharon los árboles, los que los desbastaron y pulieron; el aserrín que flotaría en el aire mezclado con los ruidos del aserradero y acordes de los blues que cantaba Bessie Smith.

2- Varios de esos tirantes estaban en muy mal estado. El albañil serruchó algunos para acomodarlos en una pila. No lo podía creer: esos travesaños estuvieron allá en lo alto, ocultos en la oscuridad bajo las chapas durante casi cien años. Soportaron los clavos que le hundieron, las heladas y los calores arrasadores de esta bahía; las lluvias torrenciales, las mañanas frescas de otoño, las tardes de primavera y el viento norte. Por fuera estaban destruidos, pero su interior permanecía intacto, fresco; al serrucharlos el aire se perfumó con aroma de resina. Su corazón se mantuvo inocente (in-noceo: no herido).
Allá en lo alto.
Enûma elish.
La lección muda de las cosas.

No hay comentarios:

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...