JUEVES
Ayer... ¿Ayer? ¿Qué hice ayer? Ni me acuerdo. Ah, sí. Salí a las 7.00 de la mañana con mi hija hacia la escuela mientras pensaba que mi hijo mayor estaba en Mendoza y qué estaría haciendo en ese preciso momento y ojalá la estuviera pasando genial; mientras pensaba que mi hijo menor podía todavía dormir una horita más hasta que llegara la señora que me ayuda en la casa y que lo lleva dos veces por semana a la escuela (los miércoles y los viernes que yo no puedo llevarlo) y que ojalá que los chorros no quieran entrar otra vez a mi casa mientras mi hijo menor duerme y no, no pensar eso que se me tuercen todos los músculos y es al pedo pensar en lo que no podés manejar y que mis hijos saben cuidarse solos y de qué los voy a proteger yo.
Dejé a la nena y me fui para mi escuela. Dos horas de clase con cierre de notas de trimestre, lo que equivale a 30 y pico de explicaciones sobre por qué su nota es un seis, un cuatro o un nueve y qué debe hacer el alumno modelo para aprobar.
Libre a las 9.40 para ir a averiguar sobre salario familiar al consejo que hace dos meses que no me lo pagan y dice la encargada del tema que no me lo van a pagar más porque me pasé del tope de dinero ¡en bruto! Por el que corresponde cobrarlo. Y yo que no meto esa guita nunca en mi bolsillo y ella que no importa que se considera el sueldo sin hacerle los descuentos. Qué viva. Qué hijos de puta.
Dos mates a mi casa aunque tenga que manejar como loca.
10. 45 en otra escuela. Dos horas más de clase: evaluación tema Crónica de una muerte anunciada. "Profesora: ¿quién desvirgó a Ángela Vicario?" "Y yo qué sé, mijo, ¿leyó la novela?"
Comer un pebete mojado en matecocido en la sala de profesores con tres desahuciadas igual que yo (digo, profesoras). De 12.45 a 1.15. Luego ir a 3ero 1era. Era mi curso favorito hasta que no quisieron leer los putos diez capítulos que les di del Quijote y se copiaron el trabajo práctico. Ingratos, una que les da lo mejor de sí. Los mejores años de mi vida. Recreo a las 14.15 y a las 15.15 y a las 16.20. A las 17.25 todos en la puerta del salón con la mochila al hombro para salir cagando por la puerta. Yo la primera de todos.
Arrancar el auto, no pisar a nadie. Buscar a mi hijo menor de la escuela, recomponer alguna cara de madre para no asustar a la criatura, qué culpa tiene. A casa. A casa. A casa. El miércoles es el único día que no trabajo en turno noche.
Lectura, mates, mensajes, mate, tele, mate. A la noche me vi El hombre que volvió de la muerte. Me encanta Peretti pero la historia: un gomón.
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