lunes, 26 de octubre de 2009

Un sábado en que me confieso

SÁBADO

Amo el agua, el mar, nadar, navegar, los barcos de vela, los piratas, a Jack Sparrow. Me duele tanto, a veces, caminar, respirar, desplazarme mediante el esfuerzo de mis extremidades y mis pulmones por la tierra y por el aire, que imagino mucho más dulce y armoniosa la vida en el agua. Esto explica el amor al agua, pero ¿por qué no desear ser un pescado? Digo, un pez. Debe ser que no me gusta la cara de huevones que ponen, la boquita que abren y cierran como pescados y lo poco inteligentes que parecen. (Aunque si pensamos en Axolot, el cuento de Cortázar...). Sí me ha tentado alguna vez la forma de las sirenas, el poder de su canto y de su pelo rojo o violeta, la maldad que encierra su belleza.
Creo que lo de los barcos y los piratas me viene por el lado de la aventura. Debe estar bueno levar anclas, mirar la brújula, estirar el catalejo y zarpar. ¿Con rumbo desconocido o con ruta prefijada? ¿Hacia el horizonte? (Al infinito y más allá, ah, no, ése era otro personaje). Y no es que me deshaga detrás de un deseo de emociones que mi vida no tiene, que bastante movidita es para mi gusto, y hasta desearía sazonarla con algo de sana rutina de vez en cuando. Creo que lo que me atrae es una fantasía tonta de noresponsabilidad, una idealización de la navegación y la piratería que me llevan a imaginarlas como el sumun de la despreocupación, de la libertad libre de cargas, de miedos, de necesidades de esas que te hacen dolor la espalda, la cabeza y las articulaciones de las manos.
"Iojojou, pirata siempre soy". Es infantil, ya sé, pero me encanta, me puede, me hace sonreir desde el fondo de mí misma, me hace divertirme y alegrarme como creo se alegra una niña con juguete nuevo, con hamaca que la lleva alto, con amigas que le cantan el feliz cumpleaños. Lo gracioso es que no me recuerdo alegre de niña. No es que extrañe algo que tuve y perdí, no es que desee volver a un lugar ideal en el que estuve. "Lo que yo quiero no existe. Todavía.", escribí una vez y lo titulé "Esperanza". Y debajo me acuerdo que venía algo como "Lo que perdí no existió nunca. Era yo quien lo creaba." No me acuerdo si le puse titulo a esta segunda idea porque nunca la pasé en limpio y a la primera sí.
Se me ocurre ahora que tengo algo como deseos "norreales", no sé cómo explicarlos, deseos que sólo se satisfacen con algo que no existe, con algo que no ha sido creado, todavía. De aquí hay un paso a pensar por qué escribo, por qué amo la ficción, por qué he leído tanto desde tan chica, por qué amo más a los personajes que a las personas. Mi ansiedad sólo se aplaca inventando cosas, creando lugares y cosas, enredando palabras que inventen ideas, imágenes, situaciones. ¿Es triste? ¿Es malo? ¿Es un defecto ser así? No sé. A mí, a veces me llena de orgullo y de alegría y a veces me hace sentir un monstruo. A veces trato de evitarlo y de ser de otra manera, pero no me convence. Tengo amores en el mundo real, pero me sorprendo a mí misma tratando de "hacerlos a mi manera" (pobres hijos e hija mía a quienes, por suerte, he dotado de defensas contra su propia madre). Me pesco a mí misma imaginando a mis padres, hermanos, familiares, compañeros, amigas, amantes y otros hijos de vecino, de la manera en que a mí me gustaría que fuesen. Como una Frankestein (tímida por suerte) mezclo en mi cabeza y en mi corazón lo que alguien dijo, hizo o no hizo, con lo que dijo o no dijo, hizo o no hizo otro, y agregándole elementos de mis ficciones (las leídas, las escritas, las fantaseadas) que transforman a los pobres sujetos en cuestión en monstruos o maravillas que lejos están de ser en realidad. ¿En realidad? ¿Qué realidad? Cuando ando bien me digo a mí misma que no le hago mal a nadie, que "tener la cabeza llena de pájaros" o de piratas no le hace mal a nadie y que más de uno ha salido más que beneficiado con mis inventos ilusionados. Qué sé yo.

2 comentarios:

Angus dijo...

Comparto muchas cosas... pero la primera parte me hizo acordar a 1) La Sirenita y Uajo del mar y todo eso, 2) Octopu's Garden de los Beatles, 3) una película muy linda que salió el año pasado pero anduvo por los cines locales hace poco: "Ponyo". Es animé y además apunta a los niños con toda la furia, pero estas películas realmente merecen la pena, por ahí ya la viste.

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

DE los Beatles ni idea. Toy viendo bastante animé (recomendado por mis alumnos y por un amigo fanático). Compro en el puesto de la Feria Persa. Anoto la que me decís.

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...