lunes, 1 de abril de 2024

Entre guerras tribales en las que seres de terrenos escarpados o miembros de tribus de los ríos rinden homenajes a deidades incognoscibles y que tienen por dieta carne equina

 

La muerte y la primavera

Mercè Rodoreda

LITERATURA IBEROAMERICANA
 

Tal vez pasen unos cuantos años hasta que se pueda dar con una respuesta plausible al desencadenamiento y puesta en escena de obras que tematizan algo que podríamos denominar la revancha de la naturaleza. No es para menos: las consecuencias del calentamiento global, unidas a nocivas prácticas del agotamiento de los recursos (sin contar la reciente pandemia global), presentan un escenario fértil para tematizar estas cuestiones, sentando algunas bases para su futura comprensión. Doblemente necesaria resulta la exhumación de La muerte y la primavera de la autora catalana Mercè Rodoreda (1908-1983), y decimos doble porque a su vez viene a saldar cuentas con el desbarajuste deletéreo que sufrió el republicanismo español, bando civil al cual la autora adscribió hasta el final de sus días.

En esta novela, lo agonístico se une a fenómenos de orden no humano, operando en tándem y devolviendo una relectura para pensar en torno a sus sutiles efectos: “me daba miedo que el aire, al vaciarse del estorbo que era yo, se enfureciese y, transformado en viento, soplara tan fuerte como soplaba en invierno, que casi se llevaba por delante las casas, los árboles y la gente”.

Desde la perspectiva de un joven, asistimos al cotidiano andar de un reino sin contornos definidos pero que se ve constantemente asediado por unos seres sobrenaturales sin una entidad clara. Como en Casa tomada de Julio Cortázar, la representación de la alteridad se materializa en su férreo avance, aunque hay que decir que las secuelas de muerte se entrelazan con nítida noción de vida en su fulgor y su riqueza: “cuando volvíamos al pueblo mezclábamos el polvo con agua y hacíamos la pintura rosa” (que extraían de la cueva de la Maraldina, la montaña sagrada) “que el invierno borraba. Y en primavera […] cuando las glicinas en flor cubrían las casas, pintábamos y enseguida la luz era diferente”.

Esta obra inacabada, que se presenta a los lectores argentinos en su short version, inaugura una concepción avant la lettre del fantasy español: entre guerras tribales en las que seres de terrenos escarpados o miembros de tribus de los ríos rinden homenajes a deidades incognoscibles y que tienen por dieta carne equina, se despliega un quehacer que tiene el pulso de lo natural sin ambages, suerte de naïvité ensayada, sin bien por momentos cándida, que devuelve al género (y a la novelística tout court) a su lugar central: el de representar a través de la máscara de la metáfora un articulado despliegue de evocaciones sociológicas.

 

Mercè Rodoreda, La muerte y la primavera, traducción de Eduardo Jordá, Club Editor, 2022, 226 págs.

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que sonríe cómplice de amor...