A un año y tres meses de jubilada, después de descubrir que es muy difícil bajarse de la moto y que mudarse no ayuda, he descubierto que, además de reiniciar terapia y acudir a flores de Bach, me puedo obligar a mí misma a estar al pedo. Desperdiciar el día, boludear en redes sociales, sacar fotos, hablar con los perros, incluso sacarlos a pasear para achicar mi pánico a la calle, tirarme en la cama y en el pasto a leer novelas juveniles ( que tengo miles atrasadas) y que las "tareas" de escritora, investigadora y ama de casa se recorten sobre fondo de alpedismo. Parece una wevada pero para mí sería todo un logro.
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