Yo sé que estoy bien y que me tengo que tener paciencia pero qué ganas de angustiarme al pedoooooooo. La Kiki, en cambio, que es igual o más vieja que yo en años de gata (tiene 11), con la mudanza y el estar todo el día su humana presente y la Ine no y la Tigri nueva y joven y metiche, se volvió más franela como cuando recién la trajo Rafa de la calle (se me mete en la cama por el cuello y se me trepa todo el tiempo) y volvió a jugar con biromes y palitos que tira de las mesas y arrastra por los rincones. No sale al fondo toda la noche como la Tigri pero me sigue a veces y estuvo todo el primer año conquistando lugares en elcomedor para volver ahora a dormir en mi cama. Se la ve brillosa y activa. Agradezco tanto su compañía y las de la Tigri y les perris que me odio por meterles cuidados y miedos que no necesitan.
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