No la tengo con la gente que debería amarme, que me debe su amor porque me lo promete pero no me lo da, porque se lo cree pero me lastima, porque deja que la revalidad, la envidia y la cobardía lo eclipsen.
No la tengo con la gente que debería amarse, y en vez de eso se vuelve mezquina, aburrida y repetitiva.
Sí, la estoy practicando conmigo misma: lenta y contenta, caras al vienta, je. Enjujeñamiento tardío y apunamiento paceño.
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