domingo, 12 de enero de 2020

Sencillos movimientos domésticos que son como movimientos sísmicos

Rafael me preguntó por qué no lo invitamos a él cuando nos fuimos con Julián a la costa.

Llevé mis cuatro sillas históricas de pino a encolar y atornillar a la carpintería de Gaspar Campos.

Pagué en dos días el arreglo del lavarropas (4500).

Rafael cortó el pasto sin que yo se lo pidiera y le cortó el pelo a Fido y me mostró la bola de pelos.


Pusimos arriba del placard la caja de diarios, la pila de diarios y los dos cajones con fotos viejas de mis viejos que estaban girando en la expieza de magda.


Compré elementos de limpieza insólitos: un lampazo, escobilla de baño de colores, cera para madera, blem en aerosol, pomada para cuero y me falta el brilla metal.


Rafael se llevó el sillón de tres cuerpos para su pieza y me devolvió el de mimbre que pongo afuera.


Saqué la alfombra con olor a perro del comedor y estoy planeando hacer una de totora.


Un día de estos me pongo a encerar el parquet de las dos habitaciones y te caés de culo (si me decido a lustrarlo además, te aviso con tiempo así no te da un patatús)

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...