DIANA BELLESSI
XXI
En Costa Rica
había un viejísimo
y mísero flautista
que por su levedad
se deshacía en los umbrales.
Jamás hablaba
ni le hacía un gesto al mundo,
a nadie.
Un día le dije: Adiós, maestro,
y me miró,
y se sonrió en la calle.
Esa noche
soñé con magníficos
misteriosos instrumentos musicales.
(Liliana Bodoc se lo lee a la Bellessi en Los confines de la palabra, programa de canal Encuentro)
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