lunes, 29 de junio de 2015

Cliente novelista y maltratador


Dice en feis Felix Bruzzone
26 min · 
Cliente novelista. Su novela es de cowboys, espías y animales, con mensaje en contra del maltrato animal. Transcurre en diferentes épocas y lugares. EEUU 1850, Alemania Occidental 1950, Buenos Aires 2050. Un día me la contó mintras le limpiaba pileta y le pregunté si no era más fácil, en lugar de ese extraño experimento, intentar contar la historia de su familia. "Es lo que hacemos todos", lo alenté. Pensó un instante y dijo: "No, sería un kilombo, vos no sabés." 
Pasaron los meses y hoy me dice que necesita ayuda. Ya va por la última parte, la de Buenos Aires 2050, y quería escribir una denuncia sobre el maltrato a los animales y de golpe se da cuenta de que él a sus perros los maltrata bastante. "Una vez le pegué una patada al ovejero y quedó medio rengo, nunca mejoró", confiesa. Le digo que la literatura a veces te lleva a ver tus propios problemas, que no se angustie, y le recomiendo conversar con Ramón, de la Petrobrás, que seguro tiene un montón de historias para contarle, que es rescatista de animales y que quiere a los perros que adopta más que a su propia mujer. "Eso es fácil", dice mi cliente novelista. Hago media sonrisa. Si los chistes de su novela son todos así mejor intentar sacarle el jugo al nuevo código penal. En un momento, cuando detecto que está por llegar la parte en la que el maltratador de perros va a pedirme si puedo darle una leída a su obra, a ver qué me parece, le digo: "¿Hace mucho que no le ponés cloro a la pileta? Se va a pudrir." Entonces él empieza a hacer memoria. Divaga. Miente. No le pone cloro desde que empezó el frío y quiere hacerme creer que sí y, de paso, hacerme creer que soy su perro y que puede patearme cuando tenga ganas. El objetivo, igual, era desanimarlo a que me pida leer su novela, así que celebro. Cuando me voy me agradece y me dice que va a ver si habla con Ramón, que tiene dudas. "¿Qué puede saber de todo esto un tipo que carga gas?", dice. "Sabe un montón", digo. "Bueno, igual gracias", dice. "No es nada".

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que sonríe cómplice de amor...