Desde que conocí a Bruzzone me dio miedo. Se lo dije el primer día que lo vi, en su taller de Recoleta. Era lunes y había leído Barrefondo en dos días para no llegar a conocerle la cara sin conocer su escritura. Llegué al taller con la sensación de pánico, de vértigo que suele darme cuando estoy haciendo algo que sé muy groso,muy importante para mí, una de esas cosas en las que finjo no creer la mayor parte del tiempo pero sé que existen incluso a pesar de mi negación.
Ahora lo leo en feis, como hace bastante tiempo, y copio y pego acá sus historias de piletero. Pienso que es genial y me sorprende su modo de soportar a las personas insoportables para las que trabaja y cómo el transformarlos en personajes le debe servir para cagarse de risa, pero también, cómo el transformarse él mismo en personaje le debe dar un sentido diferente a todo.
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