Dice en feis Felix Bruzzone
14 horas ·
Ahora tengo otro cliente Willi. Pero este se llama Wilfredo y no es Waldorf, es paraguayo. No es parquista, tampoco, ni jardinero como la mayoría de los paraguayos de la zona. Ni siquiera parece paraguayo. Es alto, rubio y de ojos claros. No celestes. No verdes. Mezcla de gris con ocre. Más que paraguayo parece misionero. Y quizá fue jardinero, sí, pero ahora vive en el barrio cerrado donde están los adoquines que Macri sacó de San Telmo, tiene una mansión y un auto blanco y muy veloz. Es un hombre de movimientos delicados y suaves. Es como si su vida estuviera un poco en pausa. Sin embargo a veces tiene arranques eléctricos y totalmente inesperados, como si de golpe el hombre invisible le hiciera cosquillas. A veces me pregunto por qué será que Wilfredo es así. Me imagino un pasado lleno de peripecias y con frecuentes momentos de tener que agarrar lo que tiene a mano para huir con lo puesto. Imagino que es un hombre amoroso y cordial con su mujer e hijos, pero que frente a situaciones X los faja. Imagino que vende droga. Es fácil imaginar que alguien como él, que siempre que uno va lo encuentra en su casa, sin trabajar, como preso de su piletero, de su jardinero, de su albañil que siempre anda por ahí rellenando con material algún hueco, vende droga. No hace falta ver series yanquis para intuirlo. Ni siquiera hace falta ver una de Palito Ortega. Si estás ahí lo ves bien, es casi obvio. Por cómo es Ilfredo, siempre estoy esperando el día en que así, de la nada, se tire a la pileta mientras la estoy limpiando.
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