Me siento tan cruzada últimamente: Mientras mis logros y alegrías en el aula y con los pibes y pibas van en aumento, mis desencuentros con colegas y elementos institucionales me fastidia y malhumora. Poca gente con la que se pueda compartir ni un mate, ni un comentario didáctico o de los otros. Meta envidia y papeleo, chisme y malaleche, burocracia y desgano. Cuando no falta mucho prejuicio, violencia y estupidez.
Ya ni yo me creo lo de que soy yo la que, a veces, está fruncida o que la voy de no sé qué. No hay modo de ocultar el mal ambiente y las posiciones ridículas que "la docencia" nos hace ocupar.
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