sábado, 17 de mayo de 2014
Di Benedetto
Hoy leí dos cuentos "El puma blanco" y "El cariño de los tontos". Ni siquiera puedo citar un fragmento. Copiarlos todos, a ambos, debería. Impresionantes. No es una frase (auqnue todas lo son) ni una idea ni una escena (aunque todas). Es una bola (un piedrazo del tonto) que te pega en la cara o en la espalda o en el pecho, una angustia de belleza.
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Lunes por la madrugada...
Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...
que sonríe cómplice de amor...
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