Lo que está claro, es que si hubiera nacido hombre yo no estaría contento. Sorprende ver la cantidad de hombres que dan la impresión de vivir aferrados de ese modo a su argolla de masculinidad. Se trata en todo caso de una amputación emocional brutal,constante y de lo más exigente. Creo que asistimos en directo al hundimiento de la “norma heterosexual”, y que sería urgente acompañarlo de discursos innovadores sobre la masculinidad.
Virginie Despentes
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