Es mi lavarropas, ya saben. Y aquí va la historia para las que me preguntan cómo hago todo lo que hago:
Ayer viernes llegué de mi reunión de UBACYT a las 10.30 de la noche. Mi hijo menor y mi hija estaban en sus respectivas camas y ninguno había cenado. El mayor me había dejado seis camisas sobre el lavarropas más un mensaje que decía con qué programa de lavado quería que fueran procesadas. No me enojé con ninguno porque tenía uno de esos días en los que me cae bien hacer de madre todopoderosa (contrarrestados muy a menudos con los de madre-que-da-lástima y los de madre-que-te-hace-valerte-por-ti-mismo y aplica muchos gritos para lograrlo). Así que armé la cena con dos empanadas que quedaban del jueves, más dos milanesas de pollo del mediodía y un arroz que no se sabía de cuándo. Mientras me fui a bañar y puse las camisas en manos de Wenceslao.
El señor lavarropas estaba lento así que terminé de encremarme y todo el piripipí antes que él. Le dije a Rafa que no me cerrara la reja del fondo porque me faltaba colgar ropa y me tiré en la cama. Occcccvio: me dormí. 2.40 de la madrugada: Wenceslao había acabado pero Rafa me había cerrado la reja de la cocina (hay una sola llave y se la lleva él a su pieza del fondo). Lo llamé un par de veces, no me contestó, me volví a la cama. Al ratito siento que abre la puerta de chapa. Le digo que me deje abierto, me levanto, cuelgo las camisas que debía chorrear agua para evitar que el nene grande tenga que planchar muchas arrugas (mamita es buena pero no plancha). No contenta con este heroísmo, me dije a mí misma: ¿Por qué no poner otra carga de ropa? Si Wenceslao quiere segundo round, allí vamos. 4.10 de la mañana, el muchacho eléctrico se truló y me despertó el ruidito de que se había quedado sin agua. Le pongo el motor (no sea cosa que se haya en seco) y reprogramo para que acabe solo. Me vuelvo a la cama. 6.00 de la mañana: alarma para levantarme: tengo que salir a las 7.00 para la facu: En mañanero incluyó fiaca hasta las 6.40, abrirlo y colgar en la soga, salir a los tumbos para no perder el bondi.
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