Mi hija removió la tierra para iniciar su huerta. Puso en tierra una plantita de menta, idéntica a las que hace diez años exterminé por plaga que invadía mi recién estrenado jardín. Los expulsados, por su parte, fueron un grupo de lacitos de amor de los que crecen, igual de plagas que las mentas, con mi permiso, en todos los rincones. Acabo de replantarlos en el fondo, premio a su fidelidad y perseverancia.
Las mentas y los lacitos, cada quien tiene su hada madrina.
No hay comentarios:
Publicar un comentario