Dos poemas de Diego Bentivegna
Las sirenas
Fue en un segundo.
Oímos el canto genital de las muchachas,
las pájaras fatales de las rocas;
la melodía sabrosa de la muerte,
un ulular clavado
en las gargantas oscuras de la horda.
Fue en un segundo
ver desde el barco un pobre cuerpo mixto:
Parténope destrozada entre las rocas,
hecha polvo en la tierra abandonada.
*
(Plegaria)
Poi s`ascose nel fuoco che li affina.
Dante, Purgatorio, 148.
Ah, tómame, Padre,
bébeme hasta el fondo, rápido:
siento que me desangro en los olivos,
que escribo sin saberlo un poema con mi sangre,
con el agua de vida que se abre paso por mis venas.
Ignoro desde dónde brota mi agua.
Rubrico con una sola letra esta, mi muerte,
que no llega, que se esfuma
como, cuando atardece, se vuelven impalpables los zorzales.
Soy un cuerpo exiliado que se purga,
que se afina dentro de una llama.
*
Tomados de Las reliquias, Córdoba, Alción, 2013, el libro de poemas de Diego Bentivegna.
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