Qué lindo que la genia de mi colega de hoy y mi profe hace mucho tiempo, Stella Alvarez, me haya conseguido entradas invitación en el complejo La Plaza. Qué lindo huir hacia el teatro con mijita un jueves después de trabajar 11 horas. Qué lindas las butacas y el escenario y la emoción del efecto teatral.
La obra en sí nos aburrió un poco: una idea muy básica, Cecilia Roth haciendo de sí misma (o del prejuicio que tengo yo sobre ella misma (nunca me la banqué)), Darío Grandinetti flojo, nada, bien y nada más. Estaba buena la idea de contar en distintos planos temporales, a veces desde el presente de los personajes, saltando hacia el inicio de la relación, a veces hablándole al público (aunque sin lograr completa empatía) y luego entre ellos.
De porno nada, de sexo algo, muy charlado, medio beso, medio jadeo. Y no mucho despliegue.
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