Por Fernanda García Lao
El escritor como un albañil es una imagen triste. Prefiero suponer que somos menos eficaces, menos previsibles. A lo sumo, tejedoras hambrientas.
Un edificio es una estructura sólida de espacios predelineados donde uno se acomoda. Como lectora odio los libros sólidos. Basta con sacar algunos ladrillos para que se vengan abajo y se vuelvan más interesantes.
Como escritora, prefiero una imagen más leve: hilos tensos, casi invisibles, capaces de capturar. A veces el lector es el insecto, otras la araña. Cuando uno se lee, descubre que lo propio no es. Uno es víctima de su lector, que lo absorbe y lo descarta.
Tomado de su muro de facebook.
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