Canción de la gitana
¡Vamos,
ponme plata en la mano!
Mi arte
Supera todo cuanto saben los mortales.
¡Venid, doncellas!
Mis mágicos espejos
Pueden mostraros a vuestro futuro esposo.
Pues que poseo el poder de leer
En el libro abierto del destino
Del cielo la inmutable decisión
Y penetrar el secreto del futuro.
Yo guío de la luna el argentado carro;
Con mágicos lazos dreno los vientos;
Hechizo y duermo al dragón escarlata
Que gusta de guardar el oro enterrado.
Envuelta en sortilegios, indemne, me aventuro,
Y presencio la extraña ronda de las brujas.
Impávida entro en el círculo de su magia
Y libre piso las serpientes dormidas.
¡Poseo encantamientos de gigantesca fuerza!
Éste asegura que el esposo sea fiel,
Y éste, compuesto en las nocturnas horas,
Hará enamorarse al doncel más indiferente.
Si una hermosa ha concedido demasiado,
Este filtro hará recuperar el bien perdido.
Éste enciende la mejilla al rubor ajena,
Y éste hace rubia a la mujer morena.
Escúchame en silencio, mientras miro
Qué hay en el espejo de la suerte.
Y todos, cuando quede atrás el tiempo,
Admitirán por cierto lo que digo.
Matthew Lewis. En El monje.
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