Tengo tres estantes nuevos (yo compré los elementos, mi hijo mayor los colocó, el menor ordenó allí todas nuestras pelis y la nena estuvo pidiendo que esto se hiciera desde hace tres o cuatro meses). Los miro, les pongo y les saco carpetitas de crichet y adornitos y no me canso de disfrutarlos.
Tengo en la pared cinco máscaras de cerámica estilo maya que mi hermana me compró en Mar de las Pampas. Las colgué en círculo porque son circulares y representan a las cuatro estaciones (el otoño está repetida en más grande que las otras cuatro, otoño porque me gustó más y después se me ocurrió que porque en otoño es mi cumple).
Tengo el árbol del fondo de mi casa (no sé cómo se llama... ¿plumerillo?) todo lleno de flores rosa como todos los veranos. Me tiro en la hamaca paraguaya y miro flor por flor a través de los dedos de mis pies y de los aleteos de los palomones emanorados.
¡Qué belleza!
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