Sacamos las alacenas y la campana con extractor que no andaba, lijamos cinco horas y media con amoladora las dos paredes del pasillo para arrancar unos murales horrendos de animales pintados con sintético que, me contó el exdueño, había pintado una amiga de su mamá, muerta en el 2019 a los 96 años, la mamá, esposa del constructor de esta casa.
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