“Estas dos extraordinarias personas estaban sentadas ante mi fuego aquella tarde memorable de noviembre. Fue como sumergirse en la amistad. Si antes, en ocasiones, había sentido la punzada nostálgica de la soledad al caer la noche, nunca más me volví a sentir sola en Nelson. Otra vez en mi vida había encontrado a mi “familia”.
(May Sarton en el precioso “Anhelo de raíces”, Gallo Nero, 2022, traducción Mercedes Fernández Cuesta).
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