Kilombo, tras kilombo, tras kilombo, ya sabemos. Pero en medio de X, me mandé como primera expositora en el práctico de mi nueva materia preferida: TELF con Laurita Arnés y María José Punte. Elegí hablar de Manifiesto cyborg porque era inevitable, porque se me cae la baba de solo decirlo. Ni siquiera era un texto en oferta para ser expuesto pero la profe me aceptó y ahí me mandé: video de 17 minutos con poema mío incluido y vanagloria expresa de lo que leí y lo que no leí de la autora y de las autoras que ella cita.
Lo mandé en sábado con alto escándalo de preguntas por campus y grupas de wasap y drive y mail. La profe me contestó en domingo y usó la palabra "entusiasmo" para festejarme y hasta dobló la apuesta tirándome la de hacer trabajo final en forma de largo poema que dé cuenta de mis aprendizajes en el cuatrimestre. Basta para mí, basta para todes.
Acabo de abrir un archivo/libro nuevo: su título es: La vieja feminista que se volvió poeta conceptual.
Suena más monterrosiano que harawadiano pero me gusta.
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