Ayer, en presentación tercera, de tercer modo y en tercer lugar, de mi libro El fin de la era farmacopornográfica, frené en seco a dos lectores de ciencia ficción que intentaron explicarme que la poesía "no era lo suyo". "Abrí este libro y leé en voz alta y para todes el primer poema que te aparezca", les desafié. Uno obedeció y leyó "La mayor se trajo a Simone de Beauvoir", el otro hurgó un poco más entre las páginas y eligió "Nuestro primer muerto". Ambos llegaron al último verso con una expresión que me encantó: mezcla de sorpresa y ganas de volver a leer. Los dos dijeron "Compro", de los dos espero próximas emociones.
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