Cuando mijita me dijo que quería doce poemas míos para abrir cada mes de sus agendas Vasalisa me meé encima. Y para más emoción, ella y lamiga de toda la vida con la que hacen estas agendas y cuadernos tan artesanalmente beyos, querían que cada poema estuviera inspirado en una de las tarjetas de Berni Chiempo que me encantan y manipulo cotidianamente para acercarme a nuestros arquetipos y sus mensajes.
Así que primero les mandé una tanda de poemas que ya tenía y que me parecía que iban con cada tarjeta. La primera devolución de mis lectoras vasaliseras fue que les encantaba mis dos facetas: la unida al mundo con armonía y la conchuda feroz. Claro que la segunda no tenía mucho que ver con Vasalisa pero se podía seguir intentando, así que me puse con las obras de Berni impresas a color delante y salieron cosas que ni yo hubiera sospechado. Debe ser lo nuevo de pensar en receptores, lectoras específicas, lo que desata nuevos hilos para los versos.
Ayer, cuando finalmente vi y toqué las agendas litas, el efecto fue magnífico. Por supuesto que ni me acordaba de lo que había escrito y que agregó un plus más la selección que hicieron las chicas, así que acá te copio todo para que te entretengas y después busques las agendas.
POEMAS PARA VASALISA 2018
Para tarjetas de Berni
Para Toma en serio
Arte poética
Que todo se sacuda en vos
como el fondo con tierra
de un tarro sucio.
Que se enturbie el agua
que el poema
sea la vieja del agua
que chupa la mugre.
Para La espera
CASI INOCENCIA
I
Deslizarse como un hilito de agua
entre las rocas.
Termino de decirlo y pienso:
¿Hilo de agua o serpiente?
II
Serpentear
puede ser agradable.
Arquear cada huesito
por el lodazal pegajoso.
Esquivar las aristas las piedras
los despeñaderos.
Deslizarse y fingir
que se es buena
que se desconoce
el uso de veneno
que nunca se ha matado
por estrangulación.
III
Las serpientes no tienen manos.
Yo
llevo las yemas de mis dedos
desde la palma hacia afuera.
Abro y cierro
abro y cierro el puño
y me salen flores.
Para Reflexión
NENÚFARES
Nenúfares,
nenúfares, había
nenúfares
en el estanque.
Flotaban
y se desplazan
unidos como rondas de gordas
lentas y dormidas.
No había apuro en la languidez
de las hojas
traslúcidas al mediodía,
opacas al atardecer.
“Nenúfares”, repetían los niños
que se acercaban al estanque
cuando las niñas
decían:
“Nenúfares” y se quedaban
balanceando sus piernitas gordas
dentro del agua verde.
“Nenúfares”, entonaban como si dijesen
“Duérmete niño” o
“Estaba la blanca paloma”.
“Nenúfares”, comenzó a decir
el eco entre las ramas.
Nenúfares.
Nenúfares.
Nenú
fares.
Fue la palabra por el aire y volvió.
Entró de un modo nuevo
en la boca de las niñas,
de las cuatro niñas tontas
que no se levantaban del estanque,
que abrieron muy grande la boca
y volvieron a decir:
“Nenúfares” y era
la primera,
la única vez
que lo decían.
Para Hombre
DESENGUALICHADA
“Gualicho pal amor necesito, doña”,
le está diciendo la pibita
que se le entró en la casa
a las dos
de la mañana.
“Pero nena ahora no”, le ha dicho ella
manoteando entre los restos
de pesadillas propias y ajenas.
“Que sí, doñita, que ahora
que es urgente,
que el Gumercindo se me quiere
piantar con la fulana
y yo no quiero, madrecita,
dejarlo
ir.
Porque si lo dejo ir, doña, doñita,
¿a quién voy a esperar todas las noches?
¿con quién voy a dormir y a despertar?
¿a quién le voy
a preparar el desayuno?
¿y la comida de las doce? ¿y la cena?
¿La ropa de quién voy a lavar?
¿Y los zapatos?
¿Voy a lustrar acaso mis zapatos,
doñita linda, si el Gumercindo
se va de casa con la otra?”
La vieja la miró ya sin lagañas
y puso
el mate en la mesa y la pava
en la hornalla que apenas
calentaba
de poquito poquito
que había de gas.
“¿Qué me dijiste que necesitabas?”,
preguntó al rato
como para estar bien segura.
“¿Pan con manteca y mermelada?”,
dijo la otra
sorbiendo la bombilla con fruicción.
(O menos anti-Hombre)
A LA QUE
Le canto a la que se enamoró
del plebeyo del campesino
del pobre del desclasado
del negro del villero
del que no era
gente como una.
Le canto a la que tuvo
que enfrentarse sola
a sus padres y hermanos
para armarse otra familia
otro domicilio
otra
identidad.
Elevo mi canción a la desheredada.
A la que siendo princesa
se enamoró del burro,
la que soportó toda la vida
que sus amigos le dijeran:
“¿Y qué le viste a ése?”
Muchas historias
(además de mi canto)
celebran el perverso
placer por lo desconocido
que la unió para siempre a la belleza
del hombre al que dicen que en nada
se parecía.
Para Murguera
JUANA Y LAS VOCES
Juana escucha voces.
El llamado de Dios, les dice ella
para que los jodidos tipos
no la traten de loca
o de bruja
y la tiren, todavía,
en alguna quema.
“Dale, Juana, ponete media pila.
Mové el culo, Juana, que estos forros
no saben hacer nada. Juanita,
que vos
con armadura, moto o escobillón
te llevás el mundo por delante.
Deciles
que les vas a conquistar Francia,
hablales
del poder y la Iglesia
de tu inocencia y el sagrado
matrimonio.
Deciles
que te mando yo, mamaza, deciles
y dale padelante:
golpe de lanza, patada voladora,
piquete de ojo o gas pimienta.
Vos dale con lo que tengas
que no te importe
si te gritan yegua malparida
tortillera puta marimacho
calienta pijas vientre estéril
frígida comehombres enfebrecida endemoniada
menopáusica menstruante ciclotímica
inestable afeminada poco
femenina.
Que te la chupen, Juana, y después
me la contás.”
Para Desprendimiento
LOS BARCOS Y LOS GLOBOS
¿Todos los barcos tienen ancla?
¿Todos los que navegan tienen miedo
de andar a la deriva?
¿Todas las corrientes de agua arrastran a los que flotan
hacia lugares indeseados?
En mi cuello siento el peso
de mi ancla personal
pero yo
de lo que tengo miedo
es de salirme volando por la ventana
como los globos que pierden
al nene que llevaban
de la mano.
POEMAS PARA VASALISA 2
A partir de tarjetas de Berni Chiempo
Para Reflexión
ÁNGELES TESTIGOS
A veces me pongo a pensar
en todo lo que he hecho en la vida.
Me lo cuento a mí misma
y me parece increíble.
“Es la vida de otra”, me digo,
“Yo no era yo”, “La memoria me falla”,
“Estoy
inventándolo todo.”
Pero hay gente que ha sido testigo,
gente que dice que sí,
que existí, que viví, que planté, que parí,
que amé, que canté, que soy feliz.
Entonces me repito: “Es verdad, es verdad”
y me siento sobre mis piernas de india
y me enrosco los brazos alrededor
y me miro en el vidrio de la ventana
y me digo:
“Sonrío, luego existo”.
Para Desprendimiento
DESPRENDIMIENTO
A veces dejarte ir
es poner mi mundo de cabeza.
Saludarte en el portón de casa,
un terremoto voraz que me arranca
los intestinos y los pulmones.
Me consuela el cuento
del ciclo de la vida y las hojas que caen,
y el perfume que se olvida de la flor
y las semillas podridas que siempre renacen.
Pero justo cuando se me acaban
las metáforas para alejarme de la tristeza,
te veo volver a los saltitos
y decirme Hola y Te quiero
y poné la pava para el mate
que traje medialunas.
Ya no es necesario entonces
nada más que un poco de fuego
para encender la hornalla.
MURGUERA
Están ensayando en la esquina de mi casa.
Un oído reprimido
invade mi ecosistema sonoro.
Pregunta cómo aguanto tanto ruido.
¿De qué me habla?:
¿Del bichofeo que pasa a los gritos?
¿Del llamador de ángeles y sus tubitos de metal?
¿Del nieto de la vecina que se pelea con el perro?
¿Del colectivo que frena en mi vereda?
¿De la gata en celo?
De la murga, me contesta
pero nadie
le da pelota.
Ya nos fuimos a los saltos
sacudiendo nuestros trapos de colores.
LA MURGA
La alegría de los cuerpos se dice
con música y con saltos.
Mis brazos y mis piernas son de otros.
Formamos
un enorme
cuerpo monstruoso que no entra
en las formas de describir lo conocido.
Desbordamos el barrio y el planeta.
No hay bicho ni árbol que no se contagie.
No hay baldosa que no vibre
ni estrella que no sonría.
Mucho
mucho rato
durará el eco
que repetirán
los postes de luz,
las ventanas abiertas
y las cañerías que pasan
debajo del redoblante.
Para Hombre
A LAS ESCONDIDAS
Él me espera en una esquina.
Lo veo primero y parece
esconderse de la gente que pasa.
Alguien diría que está perdido,
que sin mi mano
no puede orientarse entre este y aquel
cordón de la vereda.
Disfruto un rato más de su angustia.
Al rato
me hago visible y me perdona
con su mejor sonrisa.
LUNÁTICA
Luna que vuelves
violeta mi piel,
luna que todo
lo redondeas,
quedate ahí mirándonos. Mirá
mis ojos que se clavan
en su barba desprolija
y en sus colmillos que se afilan.
Sus manos se hacen garras
y es su aullido el eco
de mi sonrisa de lujuria licantrópica.
MÁSCARAS Para Múltiples
Aún no tiene nombre la manía
de andar poniéndome y sacándome
alegrías y penas
de diferentes formas y tamaños.
Sobre mi cara triste cuelgo
máscara de colores luminosos.
Si me la saco
mi cara se ha pintado y tiene luz.
¿O es una máscara anterior
que me olvidé de desprender?
Me pongo entonces
careta trágica y espinosa.
La boca se me deforma en una mueca
que me lleva al inmotivado llanto
que seco con papeles transparentes
que se me pegan a los poros
o se me desgajan como corteza seca.
Soy muy normal. ¿Cómo sería
posible que solo chicharras y serpientes
cambiaran así de piel?
Para La enjoyada
SENCILLAMENTE TODO
De todos los tesoros del universo
llevo sobre mi cuerpo
las marcas de tu abrazo,
los hilos que sé tejer,
los colores que elegí entre toda
la paleta de maravillas
ofrecidas por el mundo.
Si me mirás con cuidado
la mezcla de texturas
hace de mi ropa y de mi pelo
una construcción mágica
cuya mejor función es decirte:
Una vida es poco tiempo
y cada segundo es inmenso
cuando se trata de descubrirnos.
Para Brote
LA LATA DE DURAZNOS
Abro una lata de duraznos y le saco
la tonta etiqueta
de papel comercial.
Se vuelve así
ideal envase
para la tierra que le elijo
luego de perforar su fondo
y dejar escurrir
el agua alimenticia.
Pego un par de saltitos por el jardín
hasta que encuentro a aquella de mis plantas
que está desesperada
por entregar uno de sus brotes
como gajo para una nueva
vida.
La corto mágica y ritualmente,
la hundo en la oscura
fertilidad enlatada,
le elijo un rincón posible,
no,
mejor más allá,
la dejo sola,
la miro dudar,
decidir, finalmente,
que dentro de un rato va a crecer.
III POEMAS PARA VASALISA 2018
Para tarjetas de Berni
Para Silencio
SILENCIO Y POLVILLO
En el silencio viven los colores.
Y las voces de los pájaros que ya pasaron
y el canto de las ramas que están por brotar.
Floto ahí adentro
como si estuviera sorda
o mis branquias se adaptaran lentamente
al polvillo dorado
que nada en cada brazo del sol.
Para Primavera o Brote
UN ALA EN LA TIERRA
Planté en la tierra un ala
que arranqué de mi espalda.
Le di una maceta
grande pero escondida
de las miradas que castigan
las plumas mutantes
y el vuelo ajeno a las leyes
de la gravedad y de la especie.
Ambas rebrotaron:
la mutilada sobre mis homóplatos
y la que se hizo terrestre
para florecer.
Para Esperanza o Espera
LA BANDADA
La bandada se fue con los primeros fríos.
Mis ataduras
a la especie y a la casa
me impidieron seguirla.
La espera
pudo ser dolor o rencor,
veneno de ofidia triste
que se alimenta de huevos emplumados
pero no rebrota.
La bandada volvió en primavera.
Todo fue entonces picos de colores
y cayeron al suelo
resecas mis escamas.
No habrá próximo invierno sola
y si lo hay
será la fe en que también existen
las serpientes aladas.
Para Primavera o Múltiples
PAJÁRO MI AMOR
Mi pájaro preferido
hace nido cada año
sobre el alfeizar de mi ventana.
Tiene dos pétalos en vez de ojos
y un ramo de frambuesas
creciendo debajo de un ala.
No se reproduce por huevos.
Se posa en la tierra y le salen
raíces tenues
de las que se desprende cuando quiere.
Yo se las riego
y ahí nos nacen
hijitos verdes.
Cuando vuela
suelta
el perfume dulce y blanco
de mis jazmines.
PAULA IRUPÉ SALMOIRAGHI
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