Harta de las manitos y los bracitos y las caritas "color piel", descubro con alegría la línea de variantes de color que ofrece el wasá. Uso la más oscura, occccvio, incluso después de que mi propio hijo no conciente de lo ideológico de mis vivencialidades, me pregunte si me creo negra. Ahora, viene una pelotuda a cuerda y le contesta a mis deditos negros con unos deditos marroncitos. Je, la anteúltima opción, no vaya a ser cosa que nos acusen de extremistas.
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