martes, 5 de septiembre de 2017

La evolución humana no en los historiadores sino en ciertos poemas

DEFENSA DEL ÍDOLO, DE LUIS OMAR CÁCERES

La poesía está en todas partes (como decían antes de Dios). La poesía es. La poesía forma parte del ser universal, es su esencia misma y por eso sólo los poetas conocen los hilos invisibles que unen todas las cosas.
Las fuentes de la poesía son las mismas fuentes de la energía universal.
El poder creador, el poder transformador. Su historia es el más perfecto historial de la naturaleza y el hombre. (Pero ¡cuán pocos son los verdaderos poetas y cuántos los falsos poetas!)
Cuando después del advenimiento de un mundo mejor, es decir, después del triunfo de la revolución social, los hombres se hayan superados y vivan todos en una mayor cultura, cuando la lucha por la vida, al estilo perro, haya desaparecido y el espíritu reine como el sol, entonces los hombres profundos estudiarán el desarrollo y la evolución humana no en los historiadores sino en ciertos poemas, porque la poesía de los grandes poeta señala mejor que nada las corrientes internas de una época y porque las preocupaciones de sus más altos espíritus sólo pueden adivinarse a través de ella.
Aquí tenéis ahora “eslabones herméticos hablándose al oído” y hablándoos al oído “en un solo éxtasis de aire”.
Detrás de tus ventanas la poesía cruza el universo como un relámpago.
— Prólogo a Defensa del Ídolo de Vicente HUIDOBRO.
ISBN: 978-987-45761-5-6
SELLO: Buenos Aires Poetry
COLECCIÓN: Abracadabra
IDIOMAS: Español
EDICIÓN: Revisada
PÁGINAS: 58
Con mi corazón, golpeándote, oh sombra ilimitada,
apaciento los bríos absolutos de estas estampas-perdurables;
huyendo de su vida, pienso, el que parte limpia el mundo,
y así le es dado reflejar su imagen dulcemente terrestre.
Un pueblo (Azul), trabajosamente inundado.
Va a pasar la dura estación equilibrando sus paisajes.
Tiempo caído de los árboles, cualquier cielo podría ser mi cielo.
El blanco camino cruza su inmóvil tempestad.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...