Seas carnívoro, vegetariano, vegano, crudívoro o te alimentes por fotosíntesis, esta nueva serie inglesa puede ser para ti
Por Patri Tezanos
Padecemos zombitis. Y sí, tal y como indica el sufijo -itis, significa que tenemos zombis hasta en la sopa. Pero así funciona la industria. Falta que triunfe algo para que otras producciones aparezcan justo en su trasero como perros en celo para aprovechar el rebufo de su trayectoria. Personalmente, esas prácticas me parecen deleznables. Me gusta la originalidad y me espanta el chupacabrismo que caracteriza al sector cultural, pero, ¡ay, amigo!, las cosas van así cuando están en juego cifras millonarias.
Los últimos fenómenos de este tipo son 50 Orgasmos para Amas de Casa Sombras de Grey y los mencionados zombis. AMC y su The Walking Dead ha conseguido lo que no había conseguido nadie en la historia: que los zombis sean cool, que cualquier hipster de Fuencarral sea capaz de hablar contigo de algo. Parafraseando a Kevin Smith en una reciente entrega de Comic Book Men, se trata de un “lubricante social”. Aunque este show man se refería a lo que fue Star Wars en su generación, The Walking Dead sin duda es un “lubricante social” de la nuestra, de la temporada al menos: ha conseguido que los “normales” compartan un cachito de universo con los “frikis”, que los prepúberes de nuestra calaña tengan algo por lo que acercarse a la “popu” de la clase en vez de pasarse el curso explotando sus hormonas como plástico de burbujitas.
¿Y qué rémoras ha atraído The Walking Dead al calor de su vientre? Rémoras de todo tipo: desde el resurgir de la literatura zombi, la producción oportuna de películas como Guerra Mundial Z hasta nuevas series. Y en concreto, hasta una nueva serie británica.. Y es de ésta de la que vengo a hablar porque, claro, ya sabemos cómo son los británicos: no se conforman con cualquier cosa y derrocharán orgullo patrio y creatividad con tal de no ser tan rémoras, ¡y menos de los americanos! La serie viene a colación de esta Época Dorada Z, sí, pero no hay que tratarla como al resto porque han tenido la vergüenza de ir un poco más allá, no copiar y crear su propia historia. La BBC no se ha limitado a recoger las migas del fenómeno TWD, a diferencia de otros; cosa que se agradece. Mucho. ¿Cómo no nos van a simpatizar los ingleses?
In the Flesh es el nombre de esta nueva producción británica. Apenas acabó la segunda temporada de Black Mirror, ya estaba entre nosotros para contarnos una historia zombi desde otro punto de vista: ¿cómo sería el mundo después de una invasión zombi en donde los zombis, perdón, los infectados por el Síndrome de Muerte Parcial, han sido curados?
In the Flesh se centra en un pequeño pueblecito de la Pérfida Albión (ya está, ya he cumplido con esa especie de norma no escrita que dicta que en cualquier texto que se hable de UK debe llamársela al menos una vez “Pérfida Albión”) que constituye una buena muestra de cómo son las cosas después de un miniholocausto no narrado, El Alzamiento: facilidad casi refleja para empuñar un arma, milicias con mucho tiempo que ocupar una vez acabada la guerra contra los que se pudren, rencores y rencillas vecinales porque el de enfrente se comió a la amiga del de abajo, porque el hijo de tal mató al zombi del hijo de pascual (es decir, lo típico de los pueblos pero en torno al tema de los Parcialmente Muertos), y dos bandos enfrentados: los que odian y los que no.
Esta serie nos devuelve a algo así como los años del Apartheid y de la lucha por los derechos de las minorías junto con el auge del sida en los años 80, sumado al impacto social que supone que personas fallecidas vuelvan a un estado raro de vida por el que no tienen por qué comer ni por qué morir a menos que se lleven una lesión severa en el cerebro. Familias que vuelven a recuperar a sus hijos muertos, maridos que recuperan a sus mujeres infartadas… Y todo sólo por el módico precio de una inyección al día (al estilo diabético), un aspecto pálido y unos ojos carentes de color (aunque estos dos últimos temas los arreglan con autobronceador y lentillas, al puro estilo choni; ¡me encanta!).
La chicha de la serie está, pues, en el tema social: ¿cómo reaccionan los vivos al reecontrarse con sus muertos? ¿Cómo sobrellevan los afectados por el Síndrome de Muerte Parcial haber sido monstruos devoradores de carne? ¿Cómo actúan sabiéndose un poco más inmortales que el resto? ¿Cómo será la convivencia con estas milicias guerrilleras? Ah, y no hay que olvidar que algunos zombis no curados aún siguen ocultos en el bosque.
A mí la serie me ha enganchado. Por usar palabras carnívoras, me ha parecido una inesperada veta de carne jugosa en la a veces insípida y poco audaz masa televisiva, con muchos temas que si siguen por buena senda supondrán un plato de gran gusto. Me ha regalado ya más de dos y de tres escenas memorables. Pero que nadie se engañe y llegue a ella buscando un sustituto a The Walking Dead. La serie no se recrea en las cacerías, en el terror o en la acción. Se trata de un drama vecinal, digno de Puertohurraco, sí; pero el tema zombi queda reducido bastante a la excusa (daría igual que fuesen zombis que hombres lobo o lombrices de tierra). La cuestión que importa es cómo se las va a apañar la humanidad para reintegrar a estas personas y hasta qué punto va a llevar cada uno el extremismo de sus ideas.
Originalidad, drama y gente suelta con escopetas. Infectados quedáis.
Tomado de http://www.cabezascortadas.com/in-the-flesh-la-jugosa-serie-inglesa-de-zombis-sin-zombis-no-spoilers/
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