No hay nada más simple y humano que desear. ¿Porqué, entonces, precisamente nuestros deseos nos resultan inconfesables? ¿Porqué nos es tan difícil volcarlos en palabras? Tan difícil que terminamos por tenerlos escondidos; construimos para ellos,en alguna parte de nosotros, una cripta donde permanecen embalsamados,en espera.
Giorgo Agamben, en Profanaciones.
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