sábado, 20 de marzo de 2010

Stef Penney: La ternura de los lobos

Stef Penney: La ternura de los lobos (Reseñada en Revista Ñ de hoy por Márgara Averbach)

(Tomado de http://www.elimparcial.es/libros/stef-penney-la-ternura-de-los-lobos-43408.html)

Traducción de Ana María de la Fuente. Salamandra. Barcelona, 2009. 448 pág. 19 €

08-07-2009

La elección del título suele constituir el emblema de una obra y nos aporta indicios de sus principales líneas argumentales. La ternura de los lobos (“The tenderness of wolves”, en el original) sugiere, en su significación externa, elementos líricos y elevados junto con una realidad temible, agresiva y —también— misteriosa. Esta dualidad de elementos expresa con exactitud las marcas distintivas de la primera novela de la escocesa Stef Penney, premiada en 2006 con el codiciado Costa Book of the Year Award y que logró sorprender, entre otros motivos, por su seguridad narrativa, madurez estilística y comprensión de la condición humana.

Ambientada en un pueblo canadiense del siglo XIX, la presencia de un hombre asesinado, simultánea a la desaparición de un adolescente, conmueve y atrapa al lector, desde un comienzo, en la trama de la obra. La madre del ausente —sospechoso del crimen— emprende su búsqueda; y en paralelo, rastreadores y miembros de una compañía comercial, en calidad de investigadores judiciales, la acompañan y persiguen, sucediéndose una serie de acontecimientos inesperados que la autora, en un continuo zigzag, va relatando a través de dos voces narradoras —una impersonal omnisciente y otra de la protagonista principal—. Todo ello, bajo el inhóspito paisaje de la tundra como marco —el frío es un elemento más de patetismo dentro de la obra—, que le sirve a Penney para adentrarnos en el mundo de los tramperos y de los indios nativos y mestizos y de los primeros inmigrantes de su país.

Más allá de los sucesos, en La ternura de los lobos destaca la introspección, la observación de sus propios actos o estados de conciencia, efectuada por la autora en unos personajes, a menudo taciturnos, que sin embargo perciben el sentimiento amoroso como su verdadero anhelo vital. El continuo caminar en busca de los demás es, en realidad, una búsqueda de ellos mismos; frente a la dureza de las circunstancias no cabe la resignación, y el hermetismo del final de la novela indica que el viaje de su existencia está aún por concluir.

Por José Miguel G. Soriano

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