Ayer las conchu que siguen trabajando o en contacto con escuelas me contaban chismes de gente odiosa: qué placer darme cuenta de que no tengo ningún recuerdo de montones de hdy que tenía que ver todos los días hasta hace un año.
Cuando me avivo de que hoy mis problemas son que los perros no se pasen al lado y dónde plantar la rama de sauce que me está trayendo mi consuegra, siento que me conseguí todo lo que quise durante años y años de yugarla.
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