Ellas tres se van adaptando poco a poco. Ya hace 10 noches que dormimos acá y todavía Inés no cruza la puerta. Las otras dos han ido hasta el pasillo e investigado jardín de adelante. Inés que era la más de andar siempre afuera, ahora no sale del taller o de abajo de la biblioteca. Anoche estaba tan quieta después de todo un día de lijado con amoladora que pensé que se me moría, yo: María tragedia. Está bien, asustado igual que yo, no más.
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