Viene Mile el sábado y, mientras el padre se va a jugar a la pelota, se pone a revisar toda mi casa como cada vez que se queda sola.
-¿Por qué dice América ahí?- me pregunta señalando un cuaderno a lunares que tengo sobre el cajón.
Me hago la tonta (mis hijes y descendencia siempre usan esas formas elìpticas de contarme sus cosas tratando de evitar mis efusiones de maravillosamiento) y le digo "Es la marca del cuaderno".
Nos vamos a tomar la merienda mi cama, le pongo la bandeja que me regalaron para el día de la madre y me repite al ver su nombre y el de Julián pintados, como cada vez que ve esa bandeja desde octubre:
-Yo no la hice a esa bandeja, solamente estaba ahí con mi papá.
-Bueno- le digo porque me encanta minimizar sus desplantes.
Pero la sigue (leyendo):
-"Te queremos, te queremos"- ironiza con una vocecita de forra marca cañones pero sonriendo y acomodándose entre mis almohadones.
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