Escribí poemas toda mi vida, todo el tiempo, sin interrupciones en ningún momento de mi vida. Pero eran poemas sueltos, como hacer pis de necesarios y urgentes, decía yo. Y luego los "armaba" para lo que fue Mi tren monoplaza y El cajón de las manzanas podridas.
Ahora me salen por libros: ya temáticos, ya en manada. Y empiezan y terminan. Hace una semana terminé el más extraño de todos porque CF y porque universo ficcional como nunca. Hace dos días empecé uno sobre el odio, quizás se llame "Odio acumulado" (aunque mi lectore más cercane dice que le gusta más "El libro del odio"). Y lo nuevo no es el efecto vomitado de los inicios de escritura sino el odio mismo: qué sentimiento más extraño para mí. Espero exorcizarlo pronto y ya no sentirlo más.
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