Dice Úrsula K Le Guin que leyó la noticia de un linguista chino que descubrió a un grupo de mujeres ancianas que usaban una antigua caligrafía, escrita y leída exclusivamente por mujeres. A partir de la investigación de este linguista, la poeta escribe las siguientes "traducciones imaginarias en 1992". Dice que luego encontró las traducciones genuinas de esta escritura de mujeres.
Yo lo leo y lo copio de Diario de poesía n° 45 (Otoño 1998), en traducción de Diana Bellesi, editada bilinguemente en Gemelas del sueño.
Hija: estos son los signos
prohibidos por el Emperador.
Estas son las palabras de hueso,
grietas en el dorso de las conchas.
Esta es la otra gramática.
Hermana: documento nuestro lazo
y te correspondo
dedo a dedo, ojo a ojo.
Desenvuelve la vieja seda muy lentamente.
Hija: escribe con leche,
como yo lo hice. Acércala al fuego
para que aparezcan las palabras.
Hija: aún mis mangas están secas,
pero este otoño vi una luna oscura
río abajo, muy lejos.
Mi Señor se enojó hasta que le dije
es mi lista de lavandería.
Rio entonces, "Garabatos de gallina"
y yo reí.
Hija: aprende el lenguaje del revés,
invertido en el ojo de la tortuga.
Usa los huesos para la sopa.
Un ejército de hombres
de cerámica pesada y roja
bajo la colina junto al río
donde la vamos la ropa.
Hermana: sus muslos son de jade
y su vara un rígido bambú,
pero no hay con quién hablar aquí.
No quemes tus canciones, madre,
por mucho que las ames.
¿Cómo cantaré el humo?
Déjame la de otoño.
Hermana: esta forma es la mía.
Vivo en estos versos
como la tortuga en su concha,
como la médula en el hueso.
Hermanas: esta es una montaña
más fría que la del tigre, y los huesos
sólo dicen la nieve que está cayendo.
Hijas: guarden mis bordados,
envíen mi vida detrás de mí.
Mi autobiografía está en el dorso
de la concha de tortuga,
las pequeñas grietas de los huesos,
un hilo de seda, una gota de leche.
Una vida demasiado vasta
para la escritura estrecha del Emperador.
Abro cada palabra de tu carta
y mamo su dulzura.
¡Cómo calentará en el fuego!
Hermanas: ¡quémenme, quémenme,
dejen la nieve caer al río!
Madre: Entré al colegio como un hombre
pero exhibieron mi cuerpo
y lo escribieron con sus estrechas palabras
hasta que se contrajo en sombra.
Me puse la concha de tortuga
y repté hacia el fuego.
En el agrietado oráculo
puede leerse que caerá
el Imperio.
Nuestros signos
has sido siempre prohibidos.
¿Desplegarán las hijas últimas
el secreto oculto de la seda
a través de todas las dinastías,
o volverán fuego nuestras palabras?
Hermana: me siento sola. Escribe.
Úrsula K. Le Guin
4 comentarios:
Hace poco leí un libro " viento del este, viento del oeste", de PS. Buck, habla en primera persona una joven china, educada para casarse con el marido que tiene asignado desde niña, pero él viene de occidente, estudió medicina allí. Se respira la opresión, la dominación masculina tomada como lo más natural del mundo.
Muy buena tu selección de textos, como siempre, qué metáfora el lenguaje para mujeres, besos!!!!
Otro caso en que la realidad y la ficcion se dan la mano...
Leíste "lengua materna"?
Sisisi, maravilloso Lengua materna y la continuación que no me acuerdo el nombre, en ediciones Rolcon.
Muy bueno Paula,como siempre...
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