sábado, 27 de agosto de 2011

Una Boquitas pintadas actual

La bici sin atar

Por Pedro Mairal

26/08/11 - 11:29


Salgo del hotel en Villegas y camino al ciber donde estuve yendo estos días de grabación del programa sobre Puig. Cuando llego a la puerta, veo la bici sin atar del chico que atiende y que ya me conoce. No me animo de una, antes saludo, pido una máquina, me siento a chequear mails, cierro y me atrevo, sabiendo que puede fallar y resultar incómodo. ¿Es tuya la bicicleta? Sí. ¿No me la prestarías que quiero dar una vuelta?, media hora nomás. Me dice que sí, llevala, quizá no tanto por generosidad, sino porque le da vergüenza mi vergüenza. De pronto en bicicleta por General Villegas. Pedaleo la máquina de fabricar viento, como dice Milton López. Las casas bajas. La sintaxis previsible de las cuadras en damero, salvo alguna sorpresa, un chalecito coqueto de piedra o un baldío profundo entre dos casas. Fachadas viejas restauradas y algunas destruidas, negocios nuevos vacíos. Ya más lejos del centro, los perros me salen al paso, me siguen hasta la esquina. Lágrimas de frío hacia los costados de la cara. Me pasan las motitos. Hago un gran rodeo y entiendo que por momentos no estoy pedaleando por Villegas sino por Vallejos, la versión un poco desplazada de Puig en Boquitas pintadas. Entro y salgo de uno hacia otro, a veces creo reconocer un aire, un párrafo de Puig y entro por una cuadra bordeada con zanjas de pasto en Coronel Vallejos, y ya después es Villegas. Las cuadras de la plaza tienen intermitencias de Puig, la Escuela Normal, el Club Sportivo donde Nené bailó con Juan Carlos en la fiesta de la primavera, la comisaría, eso es Vallejos. Ayer una profesora me contó que enseña la novela en los colegios y los chicos son perfectamente capaces de reconocer el abuso del galán con una chica menor, se indignan en lo literario, pero cuando lo compara con el caso real del video sexual que hicieron tres hombres villeguenses con una chica menor el año pasado, sale a flote el sistema machista de encubrimiento y justificación. Esa chica andaba con todos, le dicen. La historia en la novela de Puig se va armando con cartas, noticias de sociales en las revistas, álbumes de fotos, informes policiales, confesiones, radioteatros. Quizá una Boquitas pintadas actual estaría hecha con videos de YouTube, chats, mails, mensajes de celular, Facebook, Twitter, noticieros. Cambiarían los formatos, pero los secretos escondidos bajo la cuadrícula de las calles en damero serían casi los mismos, y también los desencuentros amorosos, las críticas, los odios acumulados por años. En Villegas y en Vallejos. Vuelvo, dejo la bici, agradezco y pido una máquina.

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Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...