sábado, 13 de agosto de 2011

Despedida

Soñé de nuevo con el hombre de mis sueños. El que se parece a Marrale.
La buena noticia es que está enamorado de mí y yo de él. La mala es que está casado.
En el sueño (que agarré (o recuerdo) en el final) yo le devolvía sus películas (una pila como de 50) y sus lápices, le decía con voz de amiga, de compañera de no sé qué mientras su esposa entraba y salía del cuarto (de la casa de ellos ¿qué hacía yo ahí?) con cara de pocos amigos (o, mejor dicho, de pocas amigas): "¿Éste es mío o tuyo? ¿Ésta me la llevo o la dejo?"
Y al final nos abrazábamos: todavía veo su nuca, su corte de pelo y siento su apretón. Lindo, no mucho más alto que yo.

3 comentarios:

Laura Ponce dijo...

Qué imagen. No te da para escribir algo? un cuento que empiece con esa secuencia que acabás de narrar? Podría estar muy bueno :-)

Le devolvías sus lápices? :-P

Unknown dijo...

Che, qué raro lo de los lápices, yo una vez soñé con una mina que vendía lápices en la calle y entraba a mi casa a buscarle uno re copado que tenía para regalárselo. Claramente, al salir no la encontré, había aparecido en la estación Muñiz, je.

Paula Irupé Salmoiraghi dijo...

Sí, loco lo de los lépices, será que una tiene puesto ahí algo valioso.
Algún día seguro aparece en algún cuento, por ahora quiero que aparezca en la vida real (sin la esposa)

Lunes por la madrugada...

Yo cierro los ojos y veo tu cara
que sonríe cómplice de amor...